Una chica Revolucionaria

                      Inspiración en Diego Ojeda, Poeta y cantauror (adaptación personal)

Mi chica revolucionaria lo es desde el nacimiento, de ojos pequeños pero bien abiertos al cielo. Y rodeada por chicos desde el cunero. Mi chica revolucionaria es curiosa y por eso ha perdido como tres vidas, pero con cada muerte renace majestuosa como amanecer.

Ahora mi chica revolucionaria dice no tener edad, porque según ella ahora cumple sus sueños, siempre que el tema sugiere responde con la pregunta ¿De cuántos me veo? Y la gente dice: por cómo luces te vez joven, pero por cómo te expresas debes tener más edad, y su verdadero número queda en medio de las dos premisas…Dice que no puede vivir sin recetas, casi siempre sabe cómo solucionar todo.

Mi chica revolucionaria se sintió poderosa desde la vez que abrió un frasco de mermelada, ahora sube 5 litros de agua a la semana hasta su departamento.
Mi chica revolucionaria no tiene un estilo definido le va bien todo ante mis ojos, porque no usaría nada que la hiciera sentir incomoda, excepto esa obsesión aberrante por el calzado.

Mi chica revolucionaria no acostumbra el desayuno entre semana, es una guerrera que hace caminar su máquina a marcha forzada y aun así goza de plena salud.
Mi chica revolucionaria usa reloj en la muñeca correcta solo para deleitarse con el tiempo y del tiempo prefiere invertirlo en pláticas que le aporten conocimiento; de animales de compañía prefiere un gato, quizá porque se identifica con ellos.

Mi chica revolucionaria ha perdido el miedo a hablar con la verdad y de abanderarse en ella. De su infancia cuenta poco, pero lo poco lo cuenta lo hace con la lucidez de la memoria de un elefante y sus ojos se trasladan a ese tiempo distante, sé que es de un clan de amazonas el cual está empeñada en abandonar y dice querer regresar el poder equitativo a los hombres, pero sobre todo al hombre que quiera compartir con ella el viaje por esta experiencia que se llama vida. Creció por las montañas, donde literal todos juran que ahí se regresa el viento.

Mi chica revolucionaria es enemiga de la injusticia y es tan empática que es capaz de llorar por el dolor ajeno incluso en las películas de clasificación A, mi chica revolucionaria a veces se ha quedado vacía en las profundidades de la incomprensión, pero asegura que hay algo más poderoso que ella, que la guía, que la cuida y que la trae de vuelta.

Mi chica revolucionaria ha emprendido desde hace años el mejor de los viajes que es hacia su interior. De la derrota recuerda que plantó un limonero que jamás dio frutos y de otro que por no regarlo se secó. Y a pesar de todo y de tanto fuego y pólvora mi chica revolucionaria no se sentía digna, pues hubo una vez un vivaz que le ensució su corona, pero a lo largo del tiempo aprendió la alquimia de convertir sus fracasos en victorias, se convirtió en experta en la alquimia de trasmutar el dolor en valiosas perlas de aprendizaje. Supo entonces que nunca está sola cuando está en su centro consigo, y que ni siquiera bajo la  lluvia será una miserable.

Mi chica revolucionaria tiene las agallas de levantarse de la mesa cuando es prudente para ella hacerlo, se escandaliza por muy pocas cosas, se enorgullece de pedir la cuenta, de abrir la puerta, de ceder el paso.
Mi chica revolucionaria siempre tiene dos opiniones de un mismo tema, porque ve desde múltiples perspectivas, mi chica revolucionaria es de mente flexible y para mi disfrute de cuerpo también, ha intentado cambiar de perfumes pero hay solo uno que le sienta bien.

Mi chica revolucionaria se busca en su soledad, no tiene reparo en beber café sola, caminar sola, ir al cine sola, comprarse flores para ella. Aunque sé que necesita compañía, aunque sea a veces para rescatarla de ella misma, como cuando de una simple gripa no se cuida ni se médica. Ha estado en manifestaciones y sé que desde hace mucho escucha propuestas de cambios de sistema. Yo me preocupo cuando habla de mudarse lejos de aquí, lo único que quiero es verla feliz y es feliz cuando se sabe libre, respetada y valorada.

Mi chica revolucionaria conoce sus claros y oscuros… y a sus fantasma internos los llama por su nombre, al principio pretendía cazarlos, pero ahora coexiste con ellos, pienso que le da sentido a su humanidad; y de humanidad su propósito es el servicio y dejar un bello legado, sus aspiraciones son tan fuera de lo común que a veces suelo pensar que ella es definitivamente de otro planeta.

En mis más grandes miedos está el ver que un día no esté más, que se me desborde como río, como agua, como éter.
Está bien que se juegue la vida al límite en la línea de fuego; es su vida.

Mi chica revolucionaria es más que una musa, es la inspiración de estas letras… ella es venus, algún escrito de Nietzsche, la visión de Khalil, y la contemporánea locura de Dalí, la pasión de Frida, lo místico de Varo o Carrington, la necedad de Chavela, es el sonido de los cuencos tibetanos, pero también del wong, de un tango argentino, de lo vernáculo, del britpop, del electro, de la salsa, de la luna, de las olas del mar…




Trabajo en entender que amar no es poseer sino acompañar, celebrar y agradecer la existencia, incluso es liberar…
Quizá no trascienda yo en su historia pero ella ya marcó para la eternidad la mía.
De todo esto concluyo que mi chica revolucionaria no es ni siquiera mía, es solo suya. Y la prefiero así, integra, completa, solo a mi alcance, avasalladora.
Tan surreal que sin embargo existe y celebra la vida a sorbos de café.

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⇝A. M.⤐











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