La vida actual y el tiempo



Cuando nos convertimos en adultos y desarrollamos una rutina toda la vida se nos hace familiar, los días suelen parecerse uno a otro y suelen aparecer algunos déjà vu, una semana se va 'rapidísimo' y los años pasan 'volando'.

David Eagleman neurocientífico norteamericano dice respecto de la percepción del tiempo: El tiempo es algo elástico, gomoso, se estira cuando tu cerebro necesita invertir recursos en ello, pero cuando piensa "Oh, sin problema, esto ya me lo sé, lo tengo controlado", entonces el cerebro se encoge.

La apreciación de la rapidez del tiempo se asocia con factores como el estrés que curiosamente tiene una connotación científica y en el campo de la física se define como el impacto de una fuerza exterior sobre un objeto, en este caso la fuerza exterior son todos los factores que están ligeramente fuera de nuestro control y/o que debemos hacer frente a ellos ya que algunos son inevitables, en este caso el objeto donde impacta esta fuerza somos nosotros mismos.

Una presión que está a la orden del día es la ejercida por la sociedad; lo que se supone que la sociedad quiere de nosotros mismos al cumplir cierto tiempo en años, se define también como lo que socialmente es aceptable según la edad que tenemos. La presión social es para muchas personas un factor determinante en su actuar y generalmente les suele aportar estrés viviendo procesos de vida acelerados y por consecuencia desencadenando muchas veces la toma equivoca de decisiones.

No solo la sociedad suele encaminar nuestros destinos con premura, en el capitalismo también existe el marketing que nos estimula a elegir determinado tipo de productos y es a través de un despliegue de estrategias aplicadas a campañas aspiracionales, en las que a los compradores se nos permite ver y adquirir mercancía adelantada por mucho a la temporada, es una tendencia que se va normalizando y haciendo más aceptable y que a todos nos ha tocado vivir. Es un sentimiento que oscila entre apresurar el futuro y remembrar el pasado.

Hemos hablado ya de la percepción cerebral del tiempo, de los estímulos externos que provocan una aceleración de vivencias, pero resulta casi imposible hablar del tiempo sin eludir a la dualidad de vida-muerte.

El psiquiatra Claudio Naranjo nos introduce a lo trascendental en lo cotidiano y explica:


"Si sintiéramos que nos vamos a morir seríamos mejores personas, no seríamos tan narcisistas, si sintiéramos que nos vamos a morir aprovecharíamos mejor el tiempo... nos dedicaríamos más a buscar aquello que no es mera supervivencia y comodidad o dinero... o estatus...  las cosas más profundas de la vida las buscaríamos más si supiéramos que la vida es un recurso escaso, que lo es".


Las sugerencias para sumarle vida a nuestro tiempo es crear nuevos momentos, tener nuevas experiencias, concentrarnos en el momento presente ya sea prestando atención y permitiendo observar lo cotidiano con mayor detenimiento, el "mindfulness" o "atención plena" es una meditación budista que a través de los años ha despertado un gran interés por los beneficios que aporta. Definitivamente sumarle a nuestra vida invita a un autoconocimiento, posiblemente a un cambio en los propios paradigmas y al cuestionamiento continuo sobre ¿Qué es lo que verdaderamente Yo quiero? ¿Qué es lo que verdaderamente me importa y me aporta? ¿Qué es lo mejor para mí? y si nos vamos más a fondo podemos preguntarnos ¿Cuál es el legado que yo voy a dejar en mi paso por la tierra?

Saber que podemos elegir mientras tengamos vida nos da el mando de nuestra propia existencia. 

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⇝A. M.⤐


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